El verano, disfrutalo con precaución

A la mayoría nos favorece tener la piel algo bronceada; nos sentimos y nos perciben más activos, más sanos, más jóvenes…  Sin embargo, la mayoría también sabemos que este sol, que tanto anhelamos tiene una cara negativa que es necesario conocer y controlar para poder disfrutar, sin riesgos, de sus beneficios.

LO QUE DEBES SABER

Beneficios: el sol broncea, da calor, mejora el humor y favorece la asimilación de calcio.
Peligros: tomado en exceso causa quemaduras, fotoenvejecimiento, fotosensibilización e incluso cáncer.
La solución: utilizar un fotoprotector adecuado a nuestro tipo de piel.

Las radiaciones solares

La superficie de la Tierra, y  los humanos que nos encontramos en ella, recibimos parte de las radiaciones que emite el Sol, mientras que otra parte importante no penetran la atmósfera que envuelve la Tierra. Además de las radiaciones que corresponden al espectro visible, el de los colores, nos alcanzan las radiaciones Ultravioletas (UV) y las Infrarrojas (IR).  Entre las UV tenemos las UVB, causantes del eritema o bronceado solar, que penetran en nuestra piel sólo hasta la epidermis, y las UVA, que causan bronceado directo por activación del pigmento melanina y penetran hasta nuestra dermis. Por último, nos alcanzan las radiaciones infrarrojas IR, que no broncean nuestra piel, pero sí la calientan hasta la capa más profunda, que es la hipodermis.

Junto con el beneficio estético sobre la piel, ya citado, las radiaciones del sol nos dan calor,  nos ponen de buen humor y contribuyen a que nuestros huesos asimilen el calcio al favorecer la síntesis de la vitamina D, imprescindible para la salud ósea. No obstante, las mismas radiaciones, si no regulamos el tiempo y el modo de exponernos a ellas, pueden causar efectos nocivos: desde la quemadura solar, hasta la fotosensibilización, el fotoenvejecimento  y el cáncer cutáneo. Las lesiones dependerán de la capa más o menos profunda de la piel que quede afectada y las veces que se repita la agresión.
El factor de protección congénito: los fototipos

En la piel humana existe a nivel dérmico el pigmento melanina que se activa con el sol, asciende a la superficie de la piel, causa la apariencia de “bronceado” y actúa como una “coraza” que impide la penetración al interior de radiaciones posteriores. Ahora bien, no todos tenemos la misma cantidad de melanina y a simple vista distinguimos pieles muy blancas, con muy poca melanina en individuos de ojos claros y de imposible bronceado y también, pieles oscuras en individuos de ojos negros que siempre están bronceados. Estas tipologías se denominan Fototipos y los expertos distinguen 6 tipos (en ascenso del 1 al 6)  que indican el grado de protección natural de una persona frente a la radiación solar.

¿Qué hacer cuando uno tiene un Fototipo bajo?

En el siglo XIX y principios del XX la solución pasaba por protegerse del sol cubriéndose con ropa, sombreros y sombrillas. Por fortuna, desde los años 40 la ciencia cosmética nos ofrece la posibilidad de complementar o suplir nuestra melanina con sustancias capaces de absorber o repeler las radiaciones UV con los llamados “filtros solares” que se incorporan a formulaciones cosméticas en mayor o menor proporción según el Fototipo de piel al que van indicados. Se distinguen:
  • Filtros químicos: que actúan por absorción de la radiación solar ultravioleta, su porcentaje varia en las formulas según a la piel a quien vayan destinados.
  • Filtros físicos: que actúan por reflexión de la luz y se emplean solos o como complemento de los anteriores cuando se requiere mayor protección
  • Filtros biológicos: sustancias antioxidantes que evitan la formación de radicales libres y recuperan las defensas cutáneas que el sol destruye.
Vida sana-Bienestar-El verano, disfrutalo con precaución-Tomar o no tomar el sol

¿Qué es el FPS o SPF?

Los Fotoprotectores que encontramos hoy en día en el mercado incorporan un número que corresponde a su Factor de Protección Solar o Sun Protection Factor. Este número indica el nivel de protección frente a los UVB, es decir, cuanto más un producto fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de una piel. Si  una persona empieza a quemarse después de 20 minutos al sol, con un producto de, por ejemplo SPF 20, tardaría 20 x 20 en llegar al mismo nivel de quemadura.

Los métodos de valoración de los SPF están regulados por organismos internacionales  (FDA y COLIPA) con distintos protocolos que, sin embargo, tienen algo en común: aplican sobre la piel una capa continua de producto y en cantidad suficiente para cubrir la piel a proteger. Los dermatólogos recomiendan como mínimo un SPF 15 incluso para fototipos 5 o 6, a la vez que la Unión Europea recomienda que el FPS máximo sea 50+ y aconseja evitar nomenclaturas: “extrem”; “pantalla total”… que únicamente llevan a confusión.

Pero un buen fotoprotetor, en la actualidad, también debe evitar los efectos de los UVA.  No existen índices similares al SPF referentes al filtrado de las radiaciones UVA, ahora bien la legislación internacional determina que para que un producto proclame que protege frente a los UVA la cantidad de este filtro debe ser como mínimo 1/3 del filtro UVA.  Por último, algunas firmas están incorporando sustancias que contrarrestan la acción de los rayos IR (infrarrojos). Habrá que seguir la evolución de estos productos.

A modo de conclusión es importante no olvidar que los fotoprotectores tópicos tienen una importante misión, prevenir los efectos adversos agudos y crónicos de una excesiva exposición solar:

Impedir el eritema solar, en la fase aguda.
Retrasar el fotoenvejecimiento.
Reducir el riesgo de aparición de carcinomas y posiblemente también de melanomas.

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Consideraciones cosméticas

Además del valor del FPS frente al UVB y la presencia en la fórmula de productos filtrantes del UVA y correctores del IR hay algunas consideraciones más a la hora de seleccionar un producto para el sol. Se trata de consideraciones cosméticas del tipo de formulación en forma de: emulsión más o menos grasa, gel graso o gel no graso, aceite en spray…

Se elegirá el producto más adecuado según el estilo de vida y según la zona del cuerpo a proteger. A un surfista le convendrá un gel no graso que no le haga resbalar, en cambio a un niño de siete años que se pase el día de playa entre la orilla y el agua habrá que aplicarle una emulsión water-proof con un elevado porcentaje graso. Para la cara de una mujer de más de 40 años, por ejemplo, se elegirá una crema muy hidratante y para su cuerpo un aceite en spray…

En cualquier caso, es importante insistir en que un producto Fotoprotector debe aplicarse, antes de salir de casa, a poder ser con calma y en una capa generosa por todo el cuerpo. Una vez bajo el sol será necesario reaplicarlo si uno se baña o suda mucho. De no hacerlo así no es aplicable el concepto de FPS explicado anteriormente, ya que la teoría de la fotoprotección no funciona si no se pasa a la práctica.

Cuidemos nuestra piel día a día, especialmente frente al sol. Tenemos una sola piel que nos tiene que acompañar toda nuestra vida, así que… ¡procuremos que sea con el mejor aspecto posible!

Consejos para broncearse

Llega el verano y sólo pensamos en dietas milagrosas y en ponernos morenos a toda costa. Pero las radiaciones solares son un peligro para nuestra piel a corto, medio y largo plazo. Si desde el sector médico insistimos tanto en los cuidados y prevenciones a la hora de exponernos al sol no es por hablar de algo. El peligro existe y sus manifestaciones pueden ser graves. Ponerse moreno es un todo arte con dos reglas básicas: poco a poco y utilizando filtros.

Las radiaciones solares y su efecto sobre la piel

El deseo de obtener un tono bronceado de la piel conduce, la mayoría de las veces, a exposiciones súbitas y repetitivas a la exposición solar, provocando en la piel efectos no deseados, que van desde simples degradaciones estéticas (envejecimiento prematuro, alteraciones de la pigmentación) hasta elastosis y melanomas. No hay que olvidar que las radiaciones solares producen unos efectos negativos que son acumulativos y sobrevienen una vez se ha traspasado la dosis umbral.

El capital solar

La piel dispone de unos mecanismos de protección interna que permiten reparar las alteraciones provocadas por las exposiciones solares demasiado intensas. El conjunto de mecanismos de defensa y adaptación frente a estas agresiones solares constituye el capital solar individual. Este capital será mayor o menor en función de varios factores como son los factores genéticos, el tipo de piel, etc...

Cuando estos mecanismos de defensa se ponen en marcha, la piel consume "melanina", queratina y vitaminas antioxidantes; estas sustancias se reponen a medida que se van utilizando, hasta llegar un momento en que el envejecimiento prematuro de los sistemas hace que se agoten. Los abusos en la exposición solar consumen más rápidamente el capital solar; se calcula que el 80% de las personas, agotan antes de cumplir veinte años su capital solar.

Filtros solares

Frecuentemente ocurre que la cantidad de radiación que llega a nuestra piel supera sus posibilidades de defensa, por lo que necesitamos de una protección adicional. Esta protección nos la proporcionan los "filtros solares". Para elegir el más apropiado a cada tipo de piel utilizamos el concepto de "factor de protección", el cual mide la eficacia de un filtro solar y nos da idea del tiempo que una persona puede estar al sol sin quemarse cuando se lo aplica sobre su piel.

La piel dispone de unos mecanismos de protección interna que permiten reparar las alteraciones provocadas por las exposiciones solares demasiado intensas.

Factores de protección

Los factores de protección solar, FPS o simplemente FS (en inglés SPF), miden la protección frente al "eritema solar" producido por la radiación UVB. Para calcular la protección que sería adecuada a cada tipo de piel, es necesario relacionar la cantidad de radiación necesaria para provocar un eritema, mínimo invisible, empleando filtro solar y sin protección aguda.

El FPS se calcula dividiendo la dosis mínima que ha provocado eritema sobre la piel protegida entre la dosis mínima que ha provocado eritema en la piel sin proteger.

El índice de protección (IP) es la pigmentación inmediata producida por la radiación UVA. Su cálculo se establece a partir de la división entre la pigmentación inmediata, mínima, en una piel protegida y la pigmentación, inmediata, mínima en la piel sin proteger.

Tiempos de exposición solar

Si multiplicamos el tiempo obtenido en la medición anterior por el factor de protección aplicado, obtendremos el tiempo que podemos estar al sol sin problema. Utilizaremos un índice de protección mayor cuanto más tiempo vayamos al sol.

Los fototipos

No todos los individuos responden de igual forma a una radiación ultravioleta; su resistencia al sol vendrá dada por su capital solar, la cantidad de melanina que se tenga y por el código genético, por ello se ha establecido una clasificación atendiendo a la tipología cutánea de los individuos.

Los fototipos cutáneos se han estructurado en seis grupos, numerándolos en grado ascendente según la capacidad de RESISTENCIA A LA RADIACION SOLAR.

Por último, cabe indicar que además del distinto comportamiento de las diferentes pieles a la radiación ultravioleta, hay diversos factores que pueden influir sobre su intensidad.

Estos factores deben de tenerse en cuenta a la hora de estimar los valores de los factores de protección solar, y son los siguientes:

Latitud: la intensidad de la radiación solar se hará mayor cuanto más próximo se encuentre el Ecuador.

Altitud: la intensidad de la radiación solar aumenta en proporción directa a la altura. Así cada 500 m que se incrementa la altitud, sube un 7,19% la intensidad.

La estación del año: en verano, el ángulo con el que los rayos solares se inclinan sobre la tierra es mayor, por lo que también en esa época la intensidad se incrementa.

La hora del día: entre las 10 y las 16 horas se recibe la mayor intensidad de la radiación solar.

Reflexión de la luz: la reflexión hace que aumente la cantidad de radiación; así la nieve y las superficies blancas o brillantes, pueden reflejar de un 70 a un 90% de los rayos. La arena de las playas refleja aproximadamente un 25% de la radiación ultravioleta incidente. Igualmente el agua refleja una cantidad importante.

Otros factores como las nubes, la niebla y la contaminación deben igualmente tenerse en cuenta.
Decálogo solar

Para terminar citaremos 10 claves fundamentales para obtener todos los beneficios del sol, evitando sus riesgos:
  1. Las exposiciones solares serán breves, pudiéndose ampliar de forma progresiva.
  2. Elegiremos el factor de protección con arreglo a nuestro fototipo de piel, aplicando el producto al menos veinte minutos antes de la exposición solar.
  3. Renovaremos la aplicación del protector solar cada dos horas y después de cada baño si el producto no resiste el agua.
  4. Se evitará tomar baños de sol entre las 12 y 16 horas solares.
  5. Hay que extremar las precauciones en el caso de niños y adolescentes. A los menores de seis meses no se les expondrá al sol directo.
  6. No se permanecerá estático bajo el sol más de cinco minutos. Los efectos de los rayos UV son menos nocivos en movimiento.
  7. Algunos perfumes y algunos fármacos producen reacciones de fotosensibilidad sobre la piel.
  8. Los ojos se deben proteger siempre, bien con gafas de sol cuyos cristales filtren el 100% de la radiación ultravioleta, o con lentillas especiales de las mismas características.
  9. Después de los baños solares se aplicarán productos hidratantes, calmantes y regeneradores cutáneos.
  10. Es esencial tomar una gran cantidad de líquido (agua, zumos y otras bebidas refrescantes no alcohólicas) para prevenir la " deshidratación"

Lesiones en la piel por radiaciones solares

LO QUE DEBES SABER...
  • Para evitar quemaduras, arrugas, cáncer de piel… la primera medida de fotoprotección debe ser evitar el sol en las horas centrales del día (de 10 a 16 horas).
  • También debe utilizarse ropa adecuada (tejido tupido), sombreros y gorros de ala ancha, y utilizar gafas de sol homologadas.
  • Es imprescindible el uso de cremas fotoprotectoras, que deben tener un factor de protección 15 como mínimo.
Tomar el sol se ha considerado un hábito saludable, pero un exceso de sol en determinados tipos de piel puede provocar ciertos problemas, como quemaduras solares, arrugas, pigmentaciones, cambios de la textura de la piel, y, lo que es más importante cáncer de piel.

La radiación solar se compone de radiación visible e invisible. La fracción invisible de la luz, representada por los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) es la causante de la mayoría de los problemas de piel.

Los rayos ultravioleta son más intensos y peligrosos en verano, en zonas próximas al ecuador, y en grandes altitudes. También pueden tener una intensidad significativa en los días nublados (es sabido que nos podemos quemar en la playa incluso en un día nublado) Ciertas barreras físicas como el cristal de una ventana dejan pasar los UVA, y ciertas ropas de tejidos poco tupidos pueden dejar pasar hasta un 50 % de la luz ultravioleta, y todo esto debe tenerse muy en cuenta.

La protección solar

La protección solar puede ayudar a prevenir los daños inducidos por la luz solar y reducir el riesgo de cáncer. La primera medida de fotoprotección debe ser evitar el sol en las horas centrales del día (Entre 10 am y 4 pm) y utilizar ropas adecuadas (protección física). En último término, deben emplearse las conocidas cremas fotoprotectoras.

La ropa adecuada debe ser de un tejido lo suficientemente tupido, y sombreros o gorros de ala ancha para proteger la región facial. Asimismo, deben utilizarse gafas de sol para proteger la región ocular. Las sombrillas y sombreros protegen de los rayos UV que inciden de forma vertical, pero no contra la luz difusa que se produce por reflejo sobre el agua, la arena y otras superficies. Hay que recordar que los rayos ultravioleta son invisibles, y nos puede parecer que estamos protegidos del sol cuando en realidad no lo estamos.

Los fotoprotectores actúan absorbiendo o reflejando los rayos del sol en la piel. Están disponibles en forma de cremas, lociones, geles, sprays o barras labiales. El factor de protección solar (SPF) es un número que debe especificar su capacidad bloqueadora de los rayos ultravioleta. No existe el fotoprotector perfecto. La mayoría son buenos bloqueadores del UVB, que causa el enrojecimiento o eritema solar, y las quemaduras solares, pero no cubren tanto el UVA que está más asociado con el daño de la piel y el cáncer cutáneo.

Los protectores solares deben tener como mínimo un factor de protección 15. Personas con piel más blanca, de ojos claros, que se queman con facilidad, pueden necesitar de entrada protectores de índice más elevado, como el 30 o el 50. Ningún fotoprotector tiene una duración de acción que supere las 2 horas, incluso los comercializados como resistentes al agua, así que deben reaplicarse con frecuencia, especialmente en condiciones de ejercicio y sudor, y baños en el agua. Además, es conveniente aplicarlos una media hora antes de la exposición al sol para que sean realmente eficaces.

Enfermedades-radiaciones solares-quemaduras solares

La quemadura solar


Es el efecto inmediato del sol más conocido, y es debido a los ultravioleta B. Puede aparecer durante las 24 horas siguientes a una exposición solar intensa. Una quemadura grave puede provocar enrojecimiento, dolor, hinchazón, e incluso ampollas. En casos graves pueden aparecer síntomas generales, como fiebre, escalofríos o dolor de estómago, que indican una atención médica urgente.

No existe un tratamiento específico para las quemaduras solares. Pueden ser de ayuda las compresas con agua fría, o las lociones hidratantes.

El bronceado

El bronceado es un efecto tardío de la exposición al sol, y las personas lo consideran en general un signo de buena salud. Los dermatólogos saben que el bronceado es en realidad el resultado de un daño infringido a la piel. Nuestra piel se protege del exceso de sol fabricando más melanina, por eso se broncea. Los rayos UVA de los salones de bronceado son tan nocivos para la piel como la luz solar, o incluso más, porque la radiación ultravioleta A es capaz de penetrar en la piel a mayor profundidad, y es la responsable del envejecimiento prematuro de la piel y del cáncer de piel.

El envejecimiento y las arrugas

Las personas que han pasado años de su vida trabajando al aire libre desarrollan un envejecimiento de la piel más acusado, con una mayor afectación de la textura y la elasticidad de la piel, una mayor formación de arrugas y de manchas.

El cáncer de piel

Es bien conocido que la luz solar es un factor implicado en la provocación de cáncer de piel, tanto el carcinoma basocelular y escamoso como el melanoma. Un 90 % de estos cánceres aparecen en las zonas de la piel expuestas al sol: la cara, el cuello, las orejas, las manos y los antebrazos.

Las reacciones alérgicas

Algunas personas desarrollan reaccionesalérgicas en la piel. En algunos casos, estas reacciones pueden aparecer después de la exposición al sol. Los síntomas pueden ser placas rojas, ampollas o habones, localizadas en zonas donde toca el sol, como la cara, el escote, los brazos y las manos. En ocasiones estas reacciones son causadas por alergia a plantas, medicamentos o cosméticos, siendo necesario que haya luz solar para provocar la reacción.

Consejos sobre la protección solar:
  • Utilice un protector solar con un índice de protección 15 al menos. Debe aplicárselo sobre toda la piel expuesta al sol, incluyendo los labios, e incluso en los días nublados.
  • Si está expuesto al agua, ya sea nadando, duchándose o sudando, debe emplear un protector solar resistente al agua.
  • El protector solar debe aplicarse de nuevo cada 2 horas.
  • Utilice un sombrero de ala ancha y gafas de sol.
  • Busque la sombra en la medida de lo posible.
  • Lleve ropas que le protejan del sol, de tejidos tupidos que no dejen pasar la luz.
  • Planee sus actividades al aire libre fuera de las horas de mayor insolación (entre 10 am y 4 pm)

Siempre con precaución con el Sol

Las exposiciones prolongadas al sol o al calor pueden tener como consecuencia, quemaduras solares, golpes de calor, insolaciones. Los niños, los ancianos y las embarazadas son especialmente vulnerables. Aprende a vivir el verano con seguridad.

Bienestar. El verano, disfrútalo con seguridad. El sol, siempre con precaución

Sol, playa, calor, baños, descanso son palabras íntimamente ligadas a las vacaciones, pero las altas temperaturas, el cambio de los hábitos alimenticios y las actividades que se realizan en estas épocas favorecen la aparición de molestias y “accidentes” propios de las vacaciones. Por eso, ahora que nos aproximamos al período estival, es conveniente conocer aquellos riesgos que aumentan durante esta época, para así, siguiendo unas básicas recomendaciones, evitar que unos días felices de descanso y disfrute se puedan transformar en un “tormento”.

La mayoría de los "peligros" estivales están relacionados con las altas temperaturas y la exposición a las radiaciones solares, aunque hongos, gastroenteritis e insectos hacen también su "agosto" durante este periodo. Quemaduras, intoxicaciones alimentarias, alergias, insolaciones, picaduras de insectos o cortes de digestión son algunos de los indeseados "compañeros de viaje" que pueden amenazar a nuestras vacaciones. Unas sencillas medidas de prevención, o una reacción adecuada y a tiempo, son fundamentales para mantenerlos a raya y poder disfrutar de lleno del periodo estival.

Rayos solares

El sol es indiscutiblemente el astro rey, y en verano brilla más tiempo y con más fuerza, trayendo buen tiempo y buen humor (la luz solar es un antidepresivo natural) e invita a disfrutar de todo tipo de actividades al aire libre (deportes, baños, excursiones, comidas, viajes…).

Pero el sol puede ser también perjudicial, bien por el efecto directo de sus rayos, bien indirectamente. Te contamos cómo sortear estos peligros.

Hay dos tipos de rayos solares importantes desde el punto de vista de la salud: los infrarrojos (IR), productores de calor, y los ultravioletas (UV), que aunque no dan calor, producen fácilmente quemaduras solares, ya que son radiaciones ionizantes que pueden provocar también envejecimiento prematuro de la piel y cáncer cutáneo, así como cataratas y opacidades de la córnea. Para defenderse de los rayos ultravioletas, la piel produce un filtro extremadamente eficaz: un pigmento llamado melanina. Pero sólo las personas de piel oscura tienen la suficiente melanina para protegerse de los UV. Los demás debemos aplicarnos productos con factor de protección (FP).

El FP sirve para calcular cuánto podemos prolongar la estancia al sol, multiplicando el tiempo que tardamos en quemarnos por el número del FP. Por ejemplo, si una persona aguanta 10 minutos y usa FP20: 10x20= 200 minutos, es decir 3h y 20' sin quemarse.

El golpe de calor

Es la forma mas general, frecuente y peligrosa de todos los accidentes causados por el calor y por la radiación solar; generalmente ocurre en ambientes de elevada temperatura y humedad y no es necesaria la exposición solar directa, ya que también puede ocurrir en lugares cerrados, con ambiente caluroso y húmedo y en los que corra muy poco el aire.

Con el fin de evitar los golpes de calor deben tomarse las siguientes medidas:
  • Comer moderadamente.
  • Aumentar la ingestión de líquidos aunque no se tenga sed.
  • Evitar bebidas alcohólicas y muy azucaradas.
  • Ducharse con agua templada o fresca.
  • Usar ropa ligera y holgada.
  • Descansar con frecuencia a la sombra.
  • Mantener la vivienda fresquita.
  • Evitar las aglomeraciones.
  • Exponerse al sol el mínimo tiempo posible.
Los niños y los ancianos son especialmente vulnerables.

La insolación


Suele producirse por la prolongada exposición al sol, debido a una excesiva acumulación de calor en el organismo, sobre todo en las personas que están poco habituadas a la luz solar y que se exponen a ella en forma prolongada.

La insolación suele cursar con dolor de cabeza repentino, aumento de la temperatura corporal, excitación o somnolencia, náuseas y vómitos y trastornos visuales y, en casos severos, incluso pueden presentarse trastornos respiratorios y pérdida de conocimiento.

Qué hacer. Lo primero que debe hacerse ante un caso de insolación es disminuir la temperatura corporal y en casos graves acudir inmediatamente al médico.
Bienestar. El verano, disfrútalo con seguridad. El sol, siempre con precaución
Quemadura solar

Se caracteriza por enrojecimiento de la piel e incluso ampollas, con escozor intenso y dolor, que aparece pocas horas tras la exposición al sol y alcanza su máximo a las 12-24 horas.

Qué hacer.  Si hay ampollas (quemadura de segundo grado) o si la quemadura es extensa, acudir al médico lo antes posible. En el resto de casos, interrumpir la exposición al sol, aplicar cremas hidratantes, beber agua y otras bebidas sin alcohol.

Prevención.
  • Comenzar a tomar el sol gradualmente.
  • Usar siempre cremas de protección solar (contra UVA y UVB) en todas las zonas de la piel expuestas al sol, incluso en días nublados, especialmente en la montaña y en la playa (también bajo la sombrilla), así como en latitudes próximas a los polos.
  • Aplicarse la crema protectora media hora antes de exponerse al sol. Repetir la operación cada dos horas y tras cada baño.
  • Proteger los labios con producto labial con FP alto.
  • Proteger los ojos con gafas de sol polarizadas de buena calidad (consulta en tu óptica).
  • Proteger la cabeza con un gorro o sombrero.
  • Evitar la exposición alrededor del mediodía (12 a 16 h).
  • Evitar la exposición si se están tomando medicamentos fotosensibilizantes o fototóxicos (ver prospecto o consultar al médico).
  • Bajo el sol, evitar el uso de colonias, lociones... que contengan alcohol.
  • Tras el baño, ducharse con agua fresca y dulce y aplicarse una crema hidratante.
  • Beber agua o líquidos sin alcohol frecuentemente. Tomar frutas, ensaladas, gazpachos...
Niños

Especial precaución: nada de sol a los menores de tres años. Utilizar productos con FP30, sin alcohol, resistentes al agua. Reaplicar periódicamente de forma generosa. Protegerlos con ropa, gorras y gafas, también en la sombra. Darles de beber mucha agua. Recordar que el daño solar es acumulativo y que durante los primeros años las quemaduras del sol pueden debilitar la piel para toda la vida.
Embarazadas

Usar pantalla solar con FP30 para evitar la aparición de manchas oscuras en la piel de la cara, lo que se conoce como “cloasma” y que puede tardar tiempo en desaparecer.

Lesiones Queratosis solares

LO QUE DEBES SABER…
  • Son lesiones por acumulación de sol sobre la piel y pueden evolucionar en un cáncer.
  • En las zonas más expuestas al sol (cuero cabelludo, frente, nariz…) aparecen costras, principalmente en personas mayores de piel clara.
  • Tratamiento con crioterapia o tratamientos dirigidos a tratar todo el campo de cancerización.
¿Cómo se producen?

Las queratosis solares aparecen como resultado del proceso de daño solar o daño actínico, es decir, la acumulación de sol sobre la piel a lo largo de la vida. Son especialmente frecuentes en las personas de piel clara que pasan muchas horas al sol como resultado de su trabajo (albañiles, marineros, trabajadores del campo) o sus actividades recreacionales (amantes de la playa, golf, tenis, etc.). La luz ultravioleta del sol es capaz de alterar las células de la piel provocando un crecimiento incontrolado que puede llegar a evolucionar hacia un verdadero cáncer.

¿Qué aspecto tienen?

En general, las queratosis solares aparecen a partir de los 30 o 40 años en las zonas más expuestas al sol, como el cuero cabelludo (en especial en las personas calvas), la frente, la nariz, las orejas o el dorso de las manos. Su aspecto habitual es el de pequeñas costras sobre una base enrojecida, que pueden arrancarse, pero que persisten, vuelven a salir o crecen. Los casos no tratados pueden evolucionar a grandes placas cubiertas de costras que sangran al ser retiradas. Las queratosis que evolucionan hacia el carcinoma son reconocibles porque aparecen tumores con una consistencia dura, sangrantes y cubiertos de costra, que pueden crecer y dar lugar a metástasis en los ganglios cercanos en cuestión de meses.

Es habitual que las queratosis solares aparezcan sobre áreas amplias de piel muy dañada por el sol, como la zona del cuero cabelludo en los hombres calvos y ancianos, y en estos casos denominamos a toda esta área alterada campo de cancerización.

Diagnóstico y tratamiento

El dermatólogo está entrenado para reconocer las queratosis actínicas y diferenciarlas de otros procesos similares. En muchos casos es necesario practicar una biopsia para descartar que se esté produciendo la evolución hacia un carcinoma invasivo.

Existen tratamientos dirigidos hacia cada lesión, que básicamente persiguen el destruirlas de forma individual. Esto puede conseguirse fácilmente con crioterapia (congelación con nitrógeno líquido), o electrocoagulación con un bisturí eléctrico.

También pueden emplearse los láseres, pero no ofrecen ninguna ventaja.

Sin embargo, son más ventajosos los tratamientos dirigidos a tratar todo el campo de cancerización, es decir, a tener controlada al máximo la zona de la piel dañada por el sol sobre la que aparecen las queratosis. Son, entre otros, el imiquimod, el diclofenaco, el 5-fluouracilo, o la terapia fotodinámica. El dermatólogo indicará en cada caso cuál es la mejor opción de tratamiento. La mayoría de los casos se tratan con una combinación de todos estos tratamientos.

Prevención

Es evidente que la prevención se basa en la protección solar. Esto es especialmente importante en las personas de piel clara que trabajan o pasan muchas horas al sol. El daño solar es acumulativo y es muy importante evitarlo en la infancia. A pesar de que existen excelentes protectores solares en crema, no debemos olvidar que la mejor protección solar es la física, es decir, el empleo de gorras y camisetas, en especial en los meses soleados y en las horas centrales del día.

Inflamación de la piel (Eritrodermia)

LO QUE DEBES SABER…
  • Es un proceso grave en el que la piel se inflama, descama y enrojece de forma generalizada.
  • El exceso de circulación sanguínea en la piel produce una pérdida de calor, el corazón ha de trabajar más y puede llegar a fallar si el paciente es débil o mayor.
  • Además de tratar la causa, debe regularse la temperatura y la pérdida de líquidos; controlar el picor y la fiebre; y procurar una correcta nutrición para compensar la pérdida de proteínas.
¿A qué es debida?

Se ha estimado que casi una tercera parte de las eritrodermias son de causa desconocida. Otra tercera parte puede venir causada por reacciones a medicamentos. El tercio restante está causado por una variada lista de enfermedades como los linfomas y leucemias, la psoriasis, la dermatitis seborreica, la dermatitis alérgica de contacto, o la dermatitis atópica.

En la eritrodermia ocurre una pérdida de calor por el exceso de circulación sanguínea en la piel. Esto hace que el corazón deba trabajar más, y puede llegar a fallar si el paciente es una persona débil o mayor. Es una situación similar a la del paciente con quemaduras graves. Se pierde temperatura y proteínas porque el metabolismo basal se acelera. Al perderse proteínas, en especial la albúmina de la sangre, el paciente sufre una mala regulación de su balance de líquidos, y puede morir deshidratado.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento debe ir dirigido a la enfermedad causante en caso de conocerla. Por ejemplo, una psoriasis o una dermatitis atópica pueden ser tratadas con diferentes medicamentos antiinflamatorios o inmunosupresores, o un linfoma puede tratarse con radioterapia o quimioterapia. Si existe la sospecha de un medicamento desencadenante, debe retirarse de inmediato.

Sin embargo, el paciente eritrodérmico debe seguir un tratamiento común independiente de la causa que subyace a la enfermedad. Debe atenderse al trastorno de la regulación térmica y la pérdida de líquidos con un adecuado manejo de la temperatura y sueroterapia. Hay que controlar el picor y la fiebre, y asegurar una correcta nutrición para compensar la pérdida de proteínas. El paciente debe recibir curas con compresas húmedas, corticoides, antibióticos en caso de sobreinfección, y antihistamínicos para controlar el picor. En la mayoría de los casos estos cuidados requerirán de un ingreso hospitalario, y en los más graves este ingreso debe llevarse a cabo en una unidad de cuidados intensivos.

Dishidrosis o eccema dishidrótico

LO QUE DEBES SABER...
  • Forma parte de los eczemas de causa interna o endógena que aparecen como respuesta al estrés, los cambios de temperatura, algunas infecciones, o desencadenantes poco claros.
  • Las zonas más comúnmente afectadas son la palma de las manos y la planta de los pies.
  • En caso de padecer dishidrosis en la época de calor, es importante refrescarse frecuentemente y utilizar un calzado que permita la transpiración.
¿Qué es?

La dishidrosis o eccema dishidrótico forma parte de las enfermedades denominadas eczemas o dermatitis. Existen eczemas de causa externa, como los eczemas alérgicos de contacto, y de causa interna o endógena, que pueden aparecer como respuesta al estrés, los cambios de temperatura, algunas infecciones, o desencadenantes poco claros. La dishidrosis generalmente forma parte de estos últimos.

¿Cómo se produce y cómo se manifiesta?

La dishidrosis se produce por una inflamación en la piel que causa la acumulación de líquido en pequeñas vesículas o “granitos” que, al juntarse, forman verdaderas ampollas, las cuales se rompen dejando una piel seca y descamada, más engrosada de lo habitual, que puede romperse o fisurarse. Las zonas más comúnmente afectadas son la palma de las manos y la planta de los pies. En su inicio, la dishidrosis suele comenzar por la cara lateral de los dedos de la mano, con vesículas que aparecen con un intenso picor.

¿Cómo se diagnostica?

Tanto un médico general como un dermatólogo pueden fácilmente diagnosticar una dishidrosis mediante la simple visualización de la piel. En algunos casos cabe recurrir a cultivos para descartar la infección. Es muy raro que haya que practicar una biopsia de la piel para diagnosticar una dishidrosis.

En algunos casos la dishidrosis puede traducir una respuesta a distancia de otra dermatosis. Por ejemplo, los pacientes que tienen pie de atleta (infección por hongos en los pies) pueden tener una respuesta refleja en forma de dishidrosis en las manos.

¿Cuáles deben ser las expectativas del tratamiento?

El paciente con dishidrosis debe entender que padece un problema que puede controlarse con el tratamiento, pero que puede volver a aparecer periódicamente, por lo que la curación completa nunca puede asegurarse del todo. Muchos pacientes padecen dishidrosis en la época de calor, y deben aprender a refrescarse y utilizar un calzado que permita la transpiración. El paciente debe conocer los síntomas iniciales y disponer de un tratamiento adecuado para frenar la evolución o acudir rápido al médico para ponerlo en marcha.

¿Cómo se trata?

El tratamiento se basa en el uso de soluciones secantes y la administración de corticoides tópicos u orales. En casos muy crónicos o reincidentes, pueden emplearse medicamentos antiinflamatorios más potentes como el metotrexato o la ciclosporina. Algunos pacientes pueden responder a la fototerapia, un tratamiento que se realiza en los hospitales con lámparas de luz ultravioleta especiales.
 

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